Tema: Vigencia del Pensamiento de Haya de la Torre
El señor PRESENTADOR: Muchas gracias al doctor Alan García Pérez, ex Presidente de la República.
Seguidamente, exposición del señor Alfredo Barnechea El señor BARNECHEA GARCÍA.
Presidente García, señores congresistas, amigas y amigos, escuchando este largo y fascinante (habla en francés) que ha hecho el Presidente sobre el pensamiento de Haya de la Torre, me he quedado sin muchos de los temas que yo hubiera tocado. Me preguntaba qué voy a decir ahora, qué es lo que puedo decir distinto y nuevo. Yo lo que sí recuerdo con toda precisión es el clima de una tarde hace 34 años. Era invierno, una tarde húmeda, no sé si era junio o era julio de 1969, yo era un estudiante todavía más joven que el Presidente, y esperábamos con otros en un pequeño carro en la Plaza Francia para ir a lo que iba a ser mi primer encuentro con Haya de la Torre. Llegamos, Víctor Raúl no estaba, y entre el publico o entre los asistentes esa tarde había también un joven de melena larga, una casaca amarilla muy brillante que recuerdo, y que después estuvo discutiendo con Haya de la Torre sobre un libro que haya le había prestado de viajes sobre América del Conde Kiesinger. Obviamente al joven al que hago alusión es el expositor que me ha antecedido en el uso de la palabra.
A mí me impresionó mucho Haya esa tarde. Yo acababa de leer un libro de John *Gunder*, que se llama Sudamérica por Dentro, que contaba una visita de Haya de la Torre en los tiempos de la clandestinidad en el período de Prado. Era el período al cual Haya de la Torre siempre me dijo que había sido el período más duro para la historia del aprismo peruano. Y bueno fue encontrarme con esta figura mítica, salida de este libro prácticamente.
Yo recuerdo que habían unos rasgos, Haya de la Torre entró, caminó detrás de una cortina, la cortina raída y pobre, era una casa en donde solamente había chocolate y king kong, abundante king kong y Haya entró por atrás caminando, yo escuché los tacos. Puso las manos casi como entró de esa manera teatral y escenográfica parece en 1945 en la Plaza San Martín y abrió las cortinas. Entonces, a mí me impresionó mucho esa dimensión escenográfica de Haya de la Torre, había una cosa escenográfica, la política es también escenografía, es también teatralidad.
Fue saludando a todos, yo estaba al final, casi al final y había unos suecos, unos estudiantes suecos que no se quién había llevado y de pronto Haya de la Torre comienza a hablar de una plaza de Estocolmo.
Y entonces era la otra dimensión, la teatralidad, el cosmopolitismo profundo de Haya, la cultura de Haya e hizo una disertación de más de una hora sobre un personaje que yo después he estudiado mucho y que es uno de los grandes personajes latinoamericanos que era Francisco de Miranda. Entonces, esta conjunción de teatralidad inesperada de cosmopolitismo, de cultura, de entender un poco como los hombres del siglo XVIII, que la cultura es simplemente la curiosidad bien dirigida; que la política, como muy bien lo ha señalado en esta brillante exposición el Presidente, no puede remitirse a una cuestión de coyuntura y a una anécdota circunstancial, sino que la política igual que la literatura tiene que tener vuelo, tiene que tener hondura, tiene que tener ambición. Fue una tarde para mí mágica, fue el primer encuentro con Haya de la Torre y nos encontramos con el Haya final, el Haya de esa etapa final a la que Alan ha hecho referencia, que era el Haya de la Torre de su vejez; el hombre que ya no podía ser presidente, pero que podía ser más que un presidente, podía ser un conductor, podía ser un maestro, podía ser un profeta, que quizá no entraba a la tierra prometida, pero que estaba señalando el camino. Hay una frase de Borges que dice: "que hay en la derrota, incluso a veces hay en la derrota una grandeza que el vencedor no alcanza", y esa era la grandeza que uno percibía en ese momento en la fase final de Haya de la Torre. Hay un discurso muy bonito de Haya donde dice, en uno de los
discursos de la fraternidad dice: "La historia de mi vida es la historia de mi promesa, yo hice en la juventud una promesa y la historia de mi vida es la historia de esta promesa". Entonces, nosotros conocimos a Haya en la fase final, en la fase final de una vida que tuvo muchos momentos y que supo adaptarse a la realidad. No fue un fanático, no fue un hombre rígido, fue un hombre flexible, dúctil, que lo que tenía que hacer como todo gran político y todo gran hombre de Estado era entender los pliegues de la realidad para acomodarse y orientarla. Haya tiene, no voy a repetir lo que ha señalado con mucha profundidad Alan, tiene varias etapas, la etapa adolescente y juvenil en Trujillo, es la etapa que él recordaba mucho. Yo me acuerdo que una vez discutía con él sobre un poema de Vallejo, le dije: "es un poema absurdo". "¿Qué te parece absurdo?", me dijo. "Por ejemplo esa frase de Vallejo: "de la serpentínica u del bizcochero enjirafar al tímpano". Esto lo repitió Haya después en otras entrevistas. Decía, "bueno, es muy sencillo. Estábamos en el segundo piso estudiando con César y éramos pobres, no teníamos el dinero, estábamos estudiando, eran las cinco de la tarde y teníamos hambre y pasaba el bizcochero, que decía bizcocho, pero acentuando no la o, sino la u, al final decía biscochu. Y entonces esa u desde abajo les llegaba como una serpentina, decía, serpentínica u del biscochero enjirafar al tímpano".
Luego de esa etapa de Trujillo, de la bohemia de Trujillo, hay la etapa de Lima, la gran etapa fundadora de este líder en 1918 a 1923 fundamentalmente. Luego hay el exilio, es un exilio, el primer exilio de Haya de la Torre, que es un exilio muy importante. Haya pertenece a una generación que es una generación que no solamente introduce en el horizonte de la generación Latinoamericana la dimensión social, sino también la comprensión nacional de los procesos históricos. Eso se dio no solamente en la política, sino en la literatura. Y entonces Haya va y tiene la suerte de ir a México y de trabajar con el gran pensador mejicano de ese momento, que era el Secretario de Educación en 1924, Vasconcelos.
Luego, va a Londres, como bien ha señalado el Presidente, a Oxford y a la London School y donde se junta, había, por ejemplo, un profesor como Harold *Lanski* con los fabianos, él era un fabiano, él era un marxista leninista, era un fabiano, que es el núcleo intelectual original de donde sale finalmente la social democracia inglesa y la social democracia europea. Y después luego él va hacia ese viaje, el viaje de peregrinación que hacían todos los jóvenes de entonces a la Unión Soviética, pero nunca compra ese boleto. A diferencia de todos los grandes líderes latinoamericanos, que después estuvieron en contra de la Unión Soviética o en contra del comunismo, como, por ejemplo, Rómulo Betancour, que sí fue miembro, sí fue comunista, Haya nunca. Por eso cuando uno me dice: ¿Haya era un revolucionario?" "No lo sé". Cuando uno conversaba con Haya nunca mencionaba a Lenin, por lo menos nunca me lo mencionó, nunca mencionaba a Robespierre, a los jacobinos franceses, no tenía alma de jacobino. ¿No sé si usted, Presidente, cree? No tenía alma de jacobino. Mencionaba a Trotski, que era un hereje, era un exiliado; a *Lunacharsqui*, que había sido su amigo comisario; y mencionaba a Mirabeau, mencionaba a los jirondinos, a los moderados de la revolución. Entonces, lo que Haya es, es el heredero espiritual de la gran tradición occidental de 200 años. Esta tradición que ya terminó, esta tradición que el neoliberalismo ha enterrado. Este culto idolátrico unilateral cerrado del mercado, que olvida tantas dimensiones en la política y en la vida intelectual, terminó el gran ciclo de la revolución francesa, que inventó esta tríada mágica y maravillosa, el gran slogan de todos los tiempos:
"Hay la libertad, hay la igualdad y hay la fraternidad". Este es el mundo de Haya de la Torre, no era el mundo de la revolución jacobina, ni el mundo de Lenin era este mundo de la fraternidad, de la libertad, pero también de la igualdad, de la igualdad de la revolución francesa. Luego viene Haya en 1931 de ese largo período de guerra civil, es
impresionante, impresionante esos 31 ó 45, 14 años en la clandestinidad, prácticamente con la excepción de los dos años antes de que empiece propiamente, luego de 1932, la revolución. Se pasó encerrado, se pasó en una clandestinidad, no salió del Perú, no se exiló, se quedó acá 14 años manteniendo la semilla de un movimiento político. Déjeme hacer, yo decía, mientras hablaba el Presidente, pensaba lo siguiente: "El Perú no ha digerido el hecho aprista. "Hay, dicen los catalanes, un hecho diferencial, hay el hecho catalán o hay el hecho vasco en el país de las minorías nacionalistas".
"Pero éste es un país, donde decía Gonzáles Prada, en donde las cosas se hablan a media voz". Haya no trabajo la media voz, trajo una voz flamígera, una prosa inflamada, intelectualmente moderada pero que hablaba claro.
Este es un país donde es difícil tomar los compromisos, cuesta mucho tomar los compromisos en muchos aspectos. Es un país que busca más bien la componenda y el arreglo, el Apra trajo una definición, trajo un compromiso, era difícil ser aprista al mismo tiempo. Y no hay grandes libros, no grandes novelas sobre la etiqueta aprista. El Apra lo que le dio, yo conversaba con muchos viejos apristas hace años, recuerdo hacia 1980 un buen día en el Hotel Bolívar con el Presidente y con otro viejo aprista, hoy exilado en Estados Unidos, decía: "yo era un serrano de Huancavelica, que era nadie y en una sociedad atomizada y fragmentada, ¿qué me dio el aprismo? Me dio una identidad, me dio un sentido de pertenencia. Yo dejaba de ser nadie para pasar a ser alguien en una fraternidad en movimiento". Pero este hecho diferencial obviamente al propio tiempo el aprismo tuvo que, por razones naturales y comprensibles, (8) segregar sus propias defensa, segregar sus propios rituales, segregar sus propios símbolos, que al mismo tiempo que daban un sentido de pertenencia segregaban al resto. Esto es una cosa que obviamente en el futuro tuvo que cambiar, pero esto fue lo que el aprismo le dio; y, en consecuencia, pensaba, mientras hablaba el Presidente, hay este núcleo duro de la historia republicana del Perú que ha sido el aprismo pero que ha sido difícil y es difícil de digerir. No sé si esto tiene que ver con las etapas de Haya, pero una reflexión que quería hacer. Luego viene el gran momento de Haya que es el momento —en mi opinión— el momento de la reflexión, el momento en que está encerrado de otra manera en la Embajada de Colombia, donde lee libros increíbles, se hace amigo de los embajadores franquistas, lee libros sobre la historia de la Iglesia, se hace un especialista en el Concilio de Trento; una vez le pregunté: "¿pero de dónde sabe usted?" "Yo leía los libros que me prestaba la embajador Castilla y estos eran los libros que tenía". Y es el gran momento, el 45 y el 48, con el frente democrático, que es como ha dicho el Presidente, el impacto de Roosevelt, Roosevelt que no era, ni era un marxista ni era un liberal, era un hombre flexible, era un hombre que lo quería era inventar, era un hombre que lo que estaba era conectado de una manera intuitiva con las fuerzas del futuro, que no tenía ningún empacho en tener colaborados de una tendencia, de otra, y que realmente fue la gran transformación, la gran transformación, el Presidente ha mencionado varios ejemplos, hay otro ejemplo de Roosevelt que me gustaría señalar muy actual para las economías regionales. Hizo, por ejemplo, el Tennessee Valley Authority, juntó regiones, juntó varios estados para que bajo una autoridad autónoma crear un macro proyecto de desarrollo. Roosevelt inventó el futuro, fue realmente uno de los momentos cenitales en América, y es ahí donde está el famoso libro de Haya, Y después de la guerra qué, y donde nace este concepto interamericano que se adelanta, si el Presidente me permite agregar esto a lo que él decía, se adelanta no solamente al BID, o al ALCA o la integración andina, se adelanta a Europa. Cuando Haya de la Torre plantea ese espacio económico sin fronteras, Jean Monnet no ha inventado todavía la alianza del carbón y del acero entre Alemania y Francia, y no hablemos ya del tratado de Roma. Esta era la capacidad, la dimensión profética, la dimensión intelectualmente mesiánica en el buen sentido de la palabra, de mesías, de adelantado o de visionario de Haya de la Torre.
Luego viene, de esta etapa viene el exilio europeo, lo que llamo la fase italiana de Haya de la Torre. Va a Italia, va a Roma, descubre el encanto del Vaticano, pero descubre sobre todo, como bien decía Alan, este libro fundamental de Haya, es uno de los grandes libros de Haya, un libro poco leído por los aprista que es el libro sobre Europa nórdica, descubre que hay este mundo demócrata, por el cual está luchando él durante mucho tiempo, que está plasmado y que ha convertido a sociedades muy pobres, como Suecia, en el curso de muy poco tiempo, de casi de una generación, no solamente en una sociedad desarrollada sino en una sociedad igualitaria. Bueno, yo quería terminar para no abusar del protocolo y hablar después del Presidente es muy largo, yo quería decir muy cosas. ¿Cuál es el aporte de Haya? Yo creo que el aporte fundamental lo ha señalado Alan García hace un momento, y es un punto de vista original sobre la historia. Cuando los europeos descubrieron América, descubrieron que todo era distinto y todo era nuevo, descubrieron animales nuevos, descubrieron árboles nuevos, descubrieron seres nuevos, todo tenía un nombre por inventarse, por eso Germán Arciniegas dijo de una manera graciosa que la independencia de América Latina no se hizo al principio del XIX,
sino con la conquista, porque el primer europeo que cruzó el Atlántico y descubrió el lecho americano, ya era un americano, ya era un personaje distinto a Europa. En consecuencia, América es distinta, América es otra cosa. Y esto fue la revisión fundamental de Haya. Marx, que había hecho de alguna manera brillante los estadios, la sucesión de modos de producción, los estadios históricos, nunca entendió América Latina y nunca entendió el Asia. Por eso Marx dijo una enorme cantidad de estupideces sobre la India o sobre Bolívar, denigró a Bolívar. Haya de la Torre se dio cuenta
que él estaba parado en un equinoccio distinto, que él estaba parado en otro paralelo, que él estaba parado en otro mundo, y que este mundo tenía que pensarse de otra manera, y que las cosas que en Europa eran la última etapa, por ejemplo, del capitalismo, en América Latina era la primera etapa del capitalismo. Esta es la fuerza intelectual, la fuerza conceptual revolucionaria de Haya de la Torre . La segunda, obviamente, es la que él en 1927, cuando va a un congreso antiimperialista en Bruselas donde esta mucha gente, está por ejemplo Ho Chi Minh, el gran líder de Vietnam, él que hubiera podido ser el gran líder latinoamericano del comunismo, que hubiera podido ser el jefe de la iglesia mundial en América Latina, renuncia a ese papel, un papel que luego aspiran mucha gente, *Neil el cubano, *Catevil el argentino, *Rabines a quien Haya consideraba siempre su rival fundamental de generaciones en el Perú, pero Haya no acepta a eso, Haya tiene la grandeza de renunciar a eso y de buscar un camino autónomo, ese camino de... Yo creí que cuando Alan mencionaba el libro de los 70 era el de *Devil* pero también el de *Revel. Te acuerdas que él estaba muy fascinado con las cosas de *Revel, ni de Marx ni Jesús, este pensamiento creativo, este pensamiento que es la semilla de socialismo democrático, de la social democracia, de la democracia social, póngale ustedes el adjetivo o el nombre que quieran y en el orden que quieran, pero este es el segundo aporte fundamental de Haya de la Torre.
Me gustaría señalar uno tercero, que es una cosa que no se señala habitualmente. Algunos de los grandes personajes de la historia de la República, pero fundamentalmente Haya que tenía todo. Por Haya de la Torre no es que votaran, por Haya de la Torre estaba la gente dispuesta a dejarse matar. En consecuencia, qué legitimidad carismática tan profunda, era una legitimidad casi religiosa, muy difícil de sustituir. El Presidente puede tener, y de hecho tiene un liderazgo político, pero ese era un liderazgo casi religioso, imposible de repetir, pero puso esta legitimidad carismática para usar los términos de Max Weber, en el altar de la legitimidad legal, hay que construir instituciones. Pero yo creo que esta es otra de las grandezas que hay que rescatar de Víctor Raúl Haya de la Torre. Sus teorías, ¿qué es lo que está en vigencia? Mientras hablaba el Presidente, yo pensaba, ¿qué es lo que realmente está vigente?, ¿adónde vamos?, ¿de aquí en adelante cuál es el camino?, ¿qué tenemos que hacer para hacer realidad no el contenido de 1924, de 1926, de la problemática con *Mella, del artículo de *Wates ¿de qué es el Apra?, ni la edición del 36 de *Ercilla, ni el libro del 54 de 30 años, ¿cuál es el espíritu?, ¿qué es lo que hay que hacer?, ¿qué es lo que está vigente? Cuando unos ve que ni siquiera el capital es importante hoy día en el mundo, que el commodity, la mercancía, la materia prima fundamental de mediano del siglo XXI no va a ser el capital ni va a ser el petróleo, ni siquiera van a ser los microchip de la informática, cuando los grandes commodity del siglo XXI van a ser el oxígeno y el agua, ¿qué nos dice sobre el tema del capital Haya?; o cuando hoy día los mercados están integrados mundialmente en cuestión de segundos y mover un carro o un producto cualquiera alrededor del mundo le cuesta al usuario final apenas dos o tres por ciento del total del precio, ¿es importante la internacionalización del Canal de Panamá?; o en un momento en la economía mundial en lo que la propiedad ha dejado de ser importante, hoy día un teórico americano Jeremy *Reed quien dice que lo importante no es la propiedad sino el acceso, cuando ya no es el título de propiedad sino el leasing, el poder tener acceso a medios, ¿la nacionalización de tierras es importante? Pero todo eso es lo que el tiempo se ha llevado, pero quedan unas cosas fundamentales. Es como por ejemplo, pensar que uno en España, para poner algún ejemplo, los socialistas españoles tendrían que repetir las cosas que decía Pablo Iglesias a fines del siglo XIX o principios del siglo XX en una sociedad caciquil, de una sociedad profundamente agra, *rural, que no estaba integrada en Europa, que no era la décima economía del mundo. No, no nos repite el contenido, lo que repite es el ejemplo moral, lo que repite es el espíritu, lo que repite son las grandes orientaciones de Haya de la Torre. Y entonces, Haya de la Torre, déjeme decirles antes de entrar a esta parte final que espero que sea muy breve, irradió con una fuerza extraordinaria, porque Haya no fue presidente. Pero hay algo de que se habla muy poco, hay los aprismos latinoamericanos. Haya de la Torre influyó sobre el socialismo chileno de Salvador Allende, sobre el partido radical de Chile, sobre el partido radical de la Argentina que ya había muerto Hipólito Irigoyen, fue el hechicero intelectual de Acción Democrática en Venezuela, fue la gran influencia sobre varias generaciones del partido liberal colombiano, obviamente fue el maestro intelectual de Figueres de Liberación Nacional en Costa Rica, fue el gran inspirador del inspirador de Fidel Castro, de Eddy Chivas del Partido Ortodoxo cubano; Haya de la Torre fue la influencia dominante, no llegó al poder, pero fue la influencia dominante de lo que se debería llamar los aprismos latinoamericanos, la Social Democracia Latinoamericana que no usaba ni reclamaban ese nombre pero que era ese espíritu, o de otros personajes que yo empiezo a descubrir con un enorme fascinación como Juscelino Kubitschek, probablemente el gran presidente no sólo que el Brasil ha tenido, sino gran presidente de América Latina, el hombre que dijo yo presido un archipiélago económico, un país donde en 1930 no había carretera entre Sao Paulo y Río de Janeiro, tengo que ocupar este continente, este continente que los hombres del imperio brasileño, el viejo barón de Río Branco ha cerrado en frontera, pero que es un archipiélago económico y estamos en una economía costera, y tengo que hacer en 5 años 50 años, y lo hizo, hizo el famoso programa de metas, treinta metas a la que le agregó una que era la capital de Brasilia, era muy divertido porque Kubitschek decía: "Si yo le hago caso a los economistas, nunca hago Brasilia porque me dicen que no hay plata, que el Fondo Monetario, que el presupuesto, lo voy a hacer en 20 años. Tengo que hacer Brasilia antes de que termine mi periodo". Y lo hizo en tres años y seis meses, cambió Brasil, cambió el continente americano, y este es el gran periodo de América Latina. El gran periodo de América Latina no es cuando hubo autócratas orientales como Fujimori, cuando hubo dictaduras neoliberales, el gran periodo de América Latina de medianos de los cincuenta hasta 1970, digamos, es cuando fue gobernado por políticos, por políticos que además eran hombres ilustrados, que no eran unos ignorantes que despreciaban la cultura, porque ahora parece, Presidente, que ser culto es un demérito para ser político. Se creó, a mí siempre me ha dado la impresión durante estos 10 años de fujimorismo, siempre me daba la impresión de que para ser política había que no ser político, era como un poco, siempre me ha dado la impresión que era un poco, perdonen esa digresión, como ese personaje que entra a una sala de operaciones donde va a haber una operación no de amígdalas, sino de microcirugía al corazón, y el personaje entra a la sala de operaciones, dice: "Tengo que darles una noticia: no soy médico". "Pase usted". "Tengo que decirles otra cosa: nunca he estado en una sala de operaciones"; y a continuación de todo le dan los instrumentos y las pinzas para que opere. Entonces, este descrédito de la política cuando los políticos que eran hombres de cultura, cuando los políticos que no solamente eran hombres de cultura, sino que formaban y representaban a grandes coaliciones populares, a grandes partidos, que es otra de las herencias de Haya de la Torre. América del Sur, concretamente América Latina y América del Sur, hoy día está en grandes problemas de gobernabilidad, para no entrar en países que es una cosa que no viene al caso esta noche, porque no hay partidos políticos, porque son estas aglomeraciones volátiles fragmentadas en todos los países, donde es un demérito estar en un partido político, la gobernabilidad se construye sobre partidos, sobre libre juego de partidos, sobre juego múltiple de partido, pero sobre partidos. Y cuando esto no ocurre, no hay gobernabilidad, que es lo que está ocurriendo en América Latina.
Entonces, estos grandes hombres, el gran periodo de América Latina, de los gobiernos de los aprismos latinoamericanos eran políticos, políticos ilustrados, políticos que representaban partidos, (9) partidos que eran partidos democráticos, partidos que eran grandes coaliciones policlásistas y partidos que respetaban las reglas del juego democrático que, como decía el emperador Atahualpa, usos son de la guerra el vencer y ser vencidos, a veces se gana y a veces se pierde, pero el juego se respeta. Entonces, esto creo que fue una gran influencia de Haya de la Torre que yo quería resaltar esta noche y decir qué es lo que queda, cuál es el mensaje, cuáles son las grandes orientaciones de Haya.
Yo creo que la primera es, uno no hace política para los ricos, uno puede comer con los ricos o almorzar con los ricos, peruanos, colombianos, pero uno hace política para los pobres. Los ricos tienen muchas maneras de defenderse y esto no tiene nada que ver con no querer la promoción de sus empresas y el éxito de sus empresas.
Yo creo en la empresa privada y me gustaría que los ricos peruanos fueses más ricos de lo que son para que paguen más impuestos y para que haya más riqueza en el país. Pero ese es otro tema, uno no hace política para los ricos que tienen muchas maneras de defenderse. Uno hace política para el que no tiene voz, para el que no tiene poder y
la política democrática, esencialmente es el rescate de ese valor y eso para mi es una lección fundamental de Haya.
En segundo lugar, por tanto hay un estado que tiene que ser un estado, no importa si subsidiario, no subsidiario, si empresario o no empresario, pero el Estado es el gran marco regulador. El presidente señalaba el caso del colapso del comunismo y en Rusia lo que falló no fue el mercado, lo que falló fue el Estado, no había Estado.
El Estado es el gran contexto que da lugar y posibilidad al mercado. Entonces, se hace política para los pobres, el Estado es un Estado que tiene que ser defensor, un estado democrático, es el viejo estado democrático de los 30 años.
Creo que la tercera cosa era el énfasis en el desarrollo. Un día yo discutía con esa pretensión insolente de los jóvenes que no sabíamos propiamente el calado del personaje con el que hablábamos. Yo le discutía a Haya de la Torre, creo que Carlos estaba una de esas noches y eso que yo siempre he sido un reformista. Yo nunca he sido marxista, leninista ni un hombre del ala izquierda de la social democracia, siempre he sido un reformista y lo sigo siendo.
No, no, me dijo, la revolución es ponerle zapatos a la gente, y esta dimensión del desarrollo, esta dimensión ingeniosa y brillante. Por ejemplo, cuando decían tierra o muerte, lo que Haya decía: no, no, la gente no conoce el Perú. Yo soy un costeño, yo soy de Trujillo, yo vi lo que en los canales los moches hicieron con el agua. En el Perú el tema no es tierra o muerte, es agua o muerte. Esta dimensión del desarrollo, esta dimensión que escapa de la ideología barata es también una de las lecciones de Víctor Raúl. La cuarta que yo quería señalar ya la ha señalado el presidente, lo de la cibernética es la pasión por la tecnología. Yo logré convencer a Haya de hacer una entrevista de televisión que fue la única que le hizo, él tenía un horror a la televisión, porque él pertenecía al mundo del linotipo de la carta clandestina del seudónimo del periódico casi mural. De pronto cuando hizo la entrevista de televisión después hizo una serie de preguntas, tenía una gran fascinación por la cosa técnica, la tecnología. En educación hay otra famosa frase de Haya que decía: cómo se crea conciencia, porque también como todo político era un hacedor de frases que en esas frases encapsulaba un mensaje.
Cuando uno repite este slogan parece tan sencillo y tan simple, pero no se nos ocurría a nosotros. Sabes como se hace conciencia, con ciencia. El valor de la educación que es lo que redime a los pueblos que es el viejo sueño latinoamericano desde Sarmiento. Luego, yo diría, para terminar, tres cosas. La primera es no se puede en el mundo globalizado actuar solo, hoy hay una presión estúpida hacia el bilateralismo que en el fondo no es sino una sumisión al superpoder.
Hoy no hay sino un superpoder en el mundo pero no sabemos que va a ocurrir en 30 años. En 30 años China será nuevamente una economía, quizá la primera economía del mundo como lo fue hace 300 años antes de la revolución industrial. La India, quizá Australia, Brasil, y Europa nuevamente y ese mundo multipolar Estados Unidos volverá a ser uno de los poderes, qué hacemos en 30 años. Entonces, esta presión al bilateralismo yo creo que es una equivocación fundamental que debilita a los países de América Latina. Esto no significa no comerciar con los países grandes, por el contrario estos son los grandes mercados, pero tenemos que hacerlo, como decía hace poco el presidente del Banco Interamericano, en convoy más que solos. Hay una bobería neoliberal, hay una idolatría del mercado, hay una presión simplista hacia el bilateralismo muy peligrosa que es lo contrario de lo que Haya de la Torre enseñó.
Para terminar, obviamente el gran mensaje de Haya es el mensaje del crecimiento con distribución social. Nosotros tenemos dos problemas distintos; nosotros tenemos un problema de crecimiento en la economía y tenemos un problema de distribución en la sociedad. Si uno ve lo que desde 1970 el Perú produce de pobreza, lo que los economistas llaman el stock de pobreza, no ha cambiado. En 1970 era la mitad de la población y hoy día es un poco más y hemos ensayado todas las fórmulas económicas y políticas y no hemos movido la pobreza. Este es el gran desafío del Perú y de los países de América Latina, es esa búsqueda de pan con libertad que yo creo que es una de las grandes herencias fascinantes de Haya de la Torre. Y naturalmente en este mundo globalizado Haya enseñó, Haya decía la famosa pregunta que Alva ha mencionado hace un momento, es decir: el problema no es si tratar o no tratar con el capital sino como tratar.
En este mundo globalizado que va a ser una mezcla, el mundo globalizado va a ser un mundo de enorme homogeneidad, de lo que se llama los nintendos kid. Esos chicos que tanto en la televisión acá en Lima con en Singapur juegan con los mismos juegos y ha creado un mundo homogéneo y al mismo tiempo un mundo de enorme particularismo donde una tribu asháninka puede estar conectada con Internet con el Asia, con Europa, es una mezcla de globalización y particularismo en el cual el mensaje de Haya de la Torre es un mensaje fundamental. Los peruanos que admiramos no solamente la figura ejemplar de Haya sino la vigencia más que del contenido de sus libros de la estela de su pensamiento. Esa estela que queda en el surco del mar, lo que uno ve la espuma que queda, lo que queda en el oleaje. Se decía que la cultura que es la cultura, la cultura es lo que queda cuando todo se olvida. Muy bien, que es el pensamiento de la vigencia de Haya es lo que queda de Haya cuando todo ya no es vigente. Lo que queda de espíritu, de orientación, de impulso, de vocación de servicio, de orientación fundamental de Haya de la Torre. Yo quería decir estas cosas, lamento mucho no solamente haber variado, señor Presidente del Protocolo, sino que usted haya hablado antes que yo, porque todas mis notas se las he tenido que dejar para otra conferencia. Pero quería comunicar estas cosas, y de verdad yo mientras hablaba del presidente estaba pensando que decir. Yo decía: yo siento en esta sala algo mágico. Acá cuando uno convoca los grandes totems y dice el diccionario que totem es el gran tronco que reúne a la tribu. Lo mismo pasó alguna vez hace dos años en un homenaje a Belaunde y déjeme hacer otra dirección que nunca he tenido ocasión y quiero hacerlo esta tarde. Fue una tragedia y esto tiene que ver con la actualidad cuando hay políticos que polarizan estúpidamente. Uno dice este señor quizá la acierte en el corto plazo porque la consolida, pero envenena el clima del país a largo plazo. Le hace daño al país y le hace daño a él. Qué hubiera pasado si en 1962 Haya de la Torre y Belaunde se hubieran entendido, dos grandes masas reformistas, olvidémonos del contenido de las discusiones, no hubiera habido golpe en 1968, hubieran marginalizado a los militares dándoles el lugar que les corresponde, pero sin la primacía que tuvieron después. Hubieran marginalizado al poder oligárquico y al poder económico que siempre tiene que estar subordinado al poder democrático y el Perú que en ese momento era un país que estaba en la cresta de la ola económica en América Latina mucho más grande que Colombia, por supuesto mucho más grande que Chile. Era el momento en que apenas hace cuatro años había empezado el Frente Nacional Colombiano, nosotros hubiéramos agarrado una gran ola de crecimiento económico y estas dos grandes masas reformistas hubieran podido neutralizar en un momento en que además no solamente estaba vigente el espíritu panamericano de la Alianza para el Progreso de Kennedy que en realidad fue una idea de Kuvichec de 1957, del 56 al 58 en realidad, que es la Operación Panamericana. Había un clima de cooperación continental, América Latina hubiera sido distinta. Entonces, yo decía que cuando uno se reúne a rendir tributo a los totems siempre uno siente una cosa mágica. El otro día el presidente tuvo el tino de bautizar el auditorio del Instituto de Gobierno con el nombre de Basadre, que es otro totem, cada uno a su manera, enfrentados en el pasado pero todos forman parte del acervo común del Perú. Uno siente siempre cuando se reúne que hay unos rostros anónimos, sobre todos unas voces invisibles, unas voces inmemoriales que uno escucha. No sé si son las voces de los miles de presos del movimiento de Haya y los miles y miles de exilados, de los miles de huérfanos del APRA, de los miles de hombres y mujeres que construyeron una ilusión. Son esas voces que siempre se vuelven a presentar y que están un poco en sordina y un poco silenciosas. Nosotros, y con esto termino, no somos capaces de estar a la altura de Haya. Nosotros somos, hay un cuento muy bonito que dice que cuando uno se enfrenta a estos gigantes, uno es un enano, nosotros somos enanos que no estamos a la altura del gigante. Pero si nosotros que no tenemos el tamaño del gigante usamos al gigante y nos subimos en los hombros del gigante, vamos a ver más allá que el gigante y eso es lo que hay que hacer con las grandes figuras como Haya de la Torre que es subirse sobre los hombros de ellos para mirar más allá, porque lo que Haya nos enseñó es que hay un más allá, que hay un país más allá de las fronteras de la discordia, hay un país de tolerancia y
hay un país de equidad y que más allá de esas fronteras de intolerancia hay un mañana que no es un mañana perfecto pero que es un mañana de justicia y ese es el gran mensaje fundamental de Haya de la Torre.
Hay un mañana y ese mañana es un mañana en donde todos los peruanos vamos a crecer con igualdad.
Según lo leído es un Ayista consumado y admirador de Alan. Según sus artículos actuales es un Belaundista consumado y admirador de Vitocho, mañana quizás sea ¿?.... Parece que cambia de color según la ocasión.
ResponderEliminarEXCELENTE ARTICULO, RECONOCIENDO Y EXPLICANDO LOS PRINCIPIOS TELEOLOGICOS DEL PENSAMIENTO DEL GRAN MAESTRO VICTOR RAUL HAYA DE LA TORRE.
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