PARTIDO APRISTA PERUANO
Presidencia
“VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE HAYA DE LA TORRE”
ALAN GARCIA
Conferencia realizada en el Congreso de la República el miércoles 19 de febrero del 2003
Señora Vicepresidenta del Congreso de la República, señor Presidente de la Célula Parlamentaria Aprista, distinguidos miembros de la mesa, amigos y amigas asistentes a este encuentro, en el cual debemos conversar sobre la vigencia del pensamiento de Haya de la Torre.
Me felicito que el lugar escogido sea el Congreso de la República, que es la expresión soberana de los pueblos del Perú y por consiguiente, el mejor ámbito en el cual podemos reflexionar respecto a la vigencia y a la importancia histórica de quien consagró su vida con audacia, con inteligencia, con extraordinaria premonición al destino histórico de nuestra patria.
Haya de la Torre es —para usar los términos usuales en el panorama mundial— el creador del socialismo democrático en América Latina.
Haya de la Torre es el promotor de la democracia social en el continente, ó como él decía el creador de una doctrina que por principio esencial y fundamental fue una doctrina latinoamericana para confrontar los problemas de nuestro continente.
Por eso, tal vez la más importante esencia vigente hoy del pensamiento de Haya de la Torre, no sea el programa de acción política que propuso sino la actitud metodológica y científica con la que trabajó. Porque Haya de la Torre, que en sus mocedades y en su infancia se preguntaba ante la Huaca del Sol y de la Luna en Moche, ¿dónde estaban Moche y la civilización Chimú en los textos de historia europea que él estudiaba en el Seminario de los Padres Franceses? comenzó con esa pregunta, una actitud científica y metodológica que no abandonaría a lo largo de su vida.
Y es importante resaltar que esa perspectiva científica, de acercamiento a la realidad, de investigación permanente de los cambios de la realidad para responder a ella de manera adecuada, es lo esencial, lo vigente y lo permanente de Haya de la Torre.
El nació al pensamiento rechazando aquello que él llamó lo congelado, lo repetitivo; el nació como abanderado de la Reforma Universitaria para rechazar la repetición acrítica de los textos y programas europeos a la realidad y a la cultura de América Latina y buscó, a lo largo de su vida como una suerte de hilo de ariadna en la oscuridad de su camino, la verdad, la verdad económica, social e histórica de nuestro continente para responder a ella con una propuesta auténticamente latinoamericana.
Creo que antes de hablar de lo concreto del programa vigente de Haya de la Torre, es importante destacar la perspectiva científica, analítica, la relación del pensador con la realidad. Haya de la Torre, planteó como elemento sustantivo para la investigación de la realidad y para los programas políticos: el estudio permanente de la realidad que es en sí misma cambiante. Haya de la Torre enarboló por ello el principio de Heráclito respecto al cambio.
Mantuvo respecto a la sociedad y a la realidad una perspectiva de sospecha permanente sobre los cambios que pudieran realizarse, sabiendo que todo en la vida, en la historia y en la realidad económica es un cambio permanente y que si queremos entender la realidad debemos interpretar sus cambios para poder hablar con propiedad de la realidad, pero que no existe una realidad permanente, inmutable. Para él la realidad histórica, económica, mundial y latinoamericana es como el río de Heráclito que cambia eternamente y en el cual no podemos bañarnos dos veces.
Ésta es la perspectiva central del pensamiento de Haya de la Torre, y expresa una enorme problemática que recién en los últimos 3 siglos fue comprendida como problema filosófico. Ustedes bien saben que el inmenso aporte del filósofo alemán Immanuel Kant fue construir el capítulo de la teoría del conocimiento para la filosofía que, hasta entonces y desde los sabios jónicos había respondido muchas preguntas, ¿de qué están hechas las cosas?, los sabios jónicos. ¿Cómo se organizan las cosas?, Aristóteles. ¿Por qué se mueven las cosas?, Pitágoras. Pero por primera vez con Immanuel Kant se incorporó el gran e importante cuestionamiento: ¿el hombre conoce la realidad?, ¿el hombre conoce las cosas? y Kant elevó a nivel filosófico esta pregunta creando la teoría del conocimiento dentro de cuyo capítulo estamos, en el cual todavía continuamos y del cual todavía no hemos salido.
Vivimos el capítulo filosófico de la teoría del conocimiento kantiano, para Kant: el hombre no conoce la cosa en sí misma sino que se aproxima a ella a través del fenómeno que es lo que se aparece de la cosa para el hombre. Así, el conjunto de datos e indicios que vienen de la realidad no son la realidad misma y el hombre es que se organiza ese conjunto de datos aportando el espacio y el tiempo que ordenan esos datos en el fenómeno.
La realidad es entonces inasible, distante, pero el hombre puede acercarse a ella construyendo permanentemente hipótesis de conocimiento de la realidad.
Éste es el aporte extraordinario de Immanuel Kant, que en el siglo XX, el filósofo Karl Popper, del positivismo lógico, formuló nuevamente como problema para demostrar que la realidad no se conoce en sí misma, sino que como había dicho Kant hay que formular hipótesis de conocimiento que deben ser confrontadas y contrastadas con la realidad, pero que siempre están condenadas —las hipótesis— a ser falsables, vale decir, a ser superadas más adelante por nuevas hipótesis.
Este camino filosófico kantiano de Popper es el camino filosófico de Haya de la Torre, la realidad debe ser descubierta todos los días y ningún político, ningún pensador debe satisfacerse de la realidad que comprendió hace un día ó hace 30 años ó hace 70 y es imperativo continuar ese camino y ese trabajo.
Por eso, el niño que jugaba en Moche en 1910, se formula esa pregunta kantiano-popperiana, ¿dónde está esta civilización cuyo vestigio no veo en los libros de cultura europea? Tengo que encontrar y descubrir la historia a la que pertenece y que no está escrita. Tengo que encontrar y descubrir, diría más adelante en 1918, la historia cultural de América Latina a través de la revolución cultural que fue la Reforma Universitaria. Y continuando ese camino después se diría tengo que encontrar la realidad de América para hacer una teoría política que responda a sus problemas sin repetir el “dixit” europeo del marxismo, por más atractivo e izquierdista que parezca.
Así, buscar la realidad es la actitud científica de Haya de la Torre y es lo más vigente que tiene su pensamiento, porque en ese camino y en 1947 elevó a nivel de proposición filosófica, esa pregunta en su libro El Espacio, Tiempo Histórico y porque a lo largo de su vida, larguísima vida hasta 1979, construyó permanentemente, una y otra vez, hipótesis distintas para interpretar el mundo distinto que iba cambiando. Lo valedero, lo vigente y lo grande de Haya de la Torre es que abandonó todo estatismo, todo quietismo y dejó atrás la tendencia al congelamiento de las teorías y de las ideas. La realidad permanentemente cambiante obliga al cambio de los conceptos para hacerlos adecuados porque, como él repetía de Engels, toda doctrina política tiene que ser la buscadora y la investigadora de la realidad.
Este es el tema esencial que hace vigente a Haya de la Torre porque lo hace coincidente con las escuelas filosóficas más modernas, con el trabajo histórico de los más importantes filósofos, mientras otros repetirían con el romanticismo del siglo XIX o con el marxismo europeo, pensamientos estáticos y congelados.
Haya de la Torre, fue un audaz aventurero del pensamiento dispuesto siempre a encontrar qué es lo nuevo, qué es lo oculto, qué es aquello que no conocemos de la realidad para interpretarla debidamente.
Dicho esto que es su perspectiva inicial, su actitud científica, podemos encarar cuál es la vigencia del segundo nivel de su pensamiento como la aplicación de sus ideas primeras y su variación a lo largo del tiempo, porque la primera tentación de un mal discípulo de Haya de la Torre sería afirmar que todo aquello que dijo en la aurora de su vida política —en el año 1924 ó 1926— debe ser congelado de manera sacrosanta en el tiempo; pero contradiríamos a Haya de la Torre si pensáramos así porque, como voy a demostrar ahora, él mismo aplicó su perspectiva científica, en más de 50 años de vida de búsqueda de estudio y de análisis, para reformular, recrear permanentemente su teoría científica. Él mismo se impuso el cambio permanente de sus ideas. No hay peor enemigo de un gran maestro que el discípulo que sólo lee el primer libro; no hay peor enemigo de la perspectiva científica de un creador que el que se limita a leer el primer prólogo de un texto y lo repite fácilmente todo el tiempo.
Y lo que voy a demostrar es cómo Haya de la Torre, que tenía esta perspectiva científica y de creación permanente, no sólo tuvo que enfrentar a sus viejos adversarios dictatoriales, de la injusticia social, del egoísmo, sino también, a veces, a sus propios discípulos, que no llegaron a comprender debidamente que lo vigente en Haya de la Torre es esta perspectiva de cambio permanente y de adecuación necesaria de sus puntos de vista de acción concreta ante la realidad cambiante. Porque Haya de la Torre antes de leer el marxismo, a través de El Capital, la obra esencial de Carlos Marx, o a través del Manifiesto Comunista, un folleto que ilusionó a las multitudes de América Latina a partir de 1910, Haya de la Torre fue un gran seguidor de Engels. Federico Engels, el gran amigo, continuador y colaborador de Carlos Marx, había escrito un libro importantísimo contra las tesis del señor Dühring que conocemos como El Anti-Dühring, una presentación general, un mapa del marxismo como planteamiento que causó enorme impacto de influencia en Haya de la Torre y que es el primer texto socialista europeo que Haya de la Torre leyó.
Pero este Engels de El Anti-Dühring es un Engels dialéctico, es un Engels de perspectiva científica, es un Engels que, como Haya de la Torre ya lo intuía y sabía, recomienda buscar permanentemente la realidad, recomienda seguir los pasos de Heráclito, el oscuro, recomienda la lógica del pensamiento kantiano de abordaje sucesivo a la realidad a través de hipótesis destinadas a ser superadas por nuevas hipótesis de acercamiento a la realidad.
Por eso Haya de la Torre comenzó su vida de escritor político consignando en sus primeros textos una cita de Engels que siempre repitió. Engels había dicho en El Anti-Dühring: "La manera en que los hombres producen e intercambian económicamente varía de un país a otro y dentro de cada país de una generación a otra". Concepto simple, pero enormemente magistral, que él incluyó en 1926 en sus primeros escritos y que él repitió en 1976 en su último texto La introducción a los siete tomos de las obras completas, editadas en ese año.
Y en esos 50 años transcurridos, está siempre esta enseñanza de Engels, que repito, desde el 26 hasta el 76: "La manera en que los hombres producen e intercambian económicamente varía de un país a otro y dentro de cada país de una generación a otra". Eso sintetiza, es casi un emblema de la gran obra de Víctor Raúl, es la síntesis de lo que él comprendió como actitud científica.
Muy bien, desde esta perspectiva él formuló un programa concreto de acción en 1926. En diciembre de 1926 escribió en una revista del Partido Laborista Inglés el célebre artículo ¿Qué es el APRA?, que años después aparecía publicado como el capitulo primero del más célebre de sus primeros libros, El antiimperialismo y el APRA. Y tomando ese texto de 1926 ¿Qué es el APRA? podemos ver que ya entonces tenía una idea clara y sistemática de este programa latinoamericano de transformación por la justicia social.
¿Qué es el APRA? El APRA es la afirmación de la democracia, el APRA es la afirmación de la libertad, comprendiendo que la libertad y la democracia son justicia social, comprendiendo que la abolición de las desigualdades debe ser el trabajo de la verdadera democracia que no se limita al voto, que no se limita a la reunión del congreso o al derecho de expresión, sino también a la mejor distribución de los recursos y a la eliminación de la miseria y de la pobreza.
Democracia y justicia social, pero esencialmente trabajo tecnológico sobre la realidad geográfica, para generar el desarrollo, con cuyos recursos pueda tener vigencia real la democracia y la justicia que se proponen.
Por eso el tercer elemento, después de la libertad y la justicia social, es el tratar con el mundo económico del cual deben llegar los recursos de inversión y de tecnología para poner en marcha las posibilidades del desarrollo económico de América Latino.
Ese fue, en principio, el planteamiento aprista: democracia, justicia social, trato con el capital extranjero evitando sus abusos e integración continental para defender en conjunto al continente de la vigencia, de la gravitación y del posible abuso del gran capital extranjero.
El APRA fue así, y simplemente, la unión de las clases explotadas frente al imperialismo en lucha por la justicia social. Y esos términos y esas ideas siguen siendo vigentes, y sigue siendo vigente hoy el concepto de la integración continental como mejor forma de responder al desafío de lo que hoy se llama globalización, que es como entonces se llamaba el sistema capitalista mundial.
La integración, la justicia social, la democracia, el rol arbitral promotor y activo del estado que nunca será subsidiario y la constitución de un partido político de frente único de clases en un continente que, distinto a Europa, no podía repetir la lección política de hacer un partido proletario e industrial.
Esas ideas que son las iniciales del pensamiento, escritas en diciembre de 1926, van a tener a lo largo de toda la vida de Haya de la Torre su confirmación pero no por repetición sino a través de su propia recreación.
Entendámonos, la confirmación de una tesis importante no es su repetición; ese es el facilismo de quienes sólo tienen memoria para una página. La confirmación de una tesis importante es su recreación frente a la realidad, porque esa es la perspectiva científica, ver en qué cambia la realidad y ver de qué manera se recrea y se adecua el gran concepto para que tenga efectividad real.
Yo vengo, para entrar en materia, a señalar de qué manera Haya de la Torre cumplió este objetivo científico de estudiar la realidad y de reconstruir y recrear sus primeros conceptos. Y de paso para decir cómo muchos de sus mejores discípulos a veces no comprendieron este trabajo.
El Siglo XX, con el cual coincide casi la vida de Haya de la Torre, ha tenido múltiples fases, capítulos o ciclos.
Cuando Haya de la Torre pensó el APRA en 1926, estaba en Inglaterra y 3 años antes había dejado el Perú, y había dejado un Perú en 1924 que era radicalmente distinto al que hoy día vivimos, pero también distinto al Perú de 1930 al que él volvió. Cuando Haya de la Torre dejó el Perú en 1923, el 80% de la población nacional vivía en el campo, sujeta a condiciones de pavorosa servidumbre bajo el latifundio. 80% de la población nacional vivía o en los Andes o en las tierras costeras, bajo la dominación feudal; apenas el 20% de la población nacional vivía en las ciudades. Cuando Haya de la Torre dejó Lima en 1923, exiliado por la Dictadura de Leguía, existían sólo 7 fabricas textiles, casi todas en Vitarte, 6 fábricas de aceite, 9 fábricas de fideos. Eso era lo que se llamó la industria nacional.
Cuando Haya de la Torre dejó el Perú, Lima tenía apenas 120 mil habitantes y la Universidad de San Marcos algo más de mil estudiantes. Ese era el Perú que él dejó, un Perú ciertamente separado por enormes contradicciones, pero condenado al latifundio, a la servidumbre campesina; y un Perú, como entonces se pensó, amenazado por la vigencia económica del capitalismo norteamericano que entonces insurgía con enorme poder y crecimiento para sustituir poco a poco el poder de Gran Bretaña y de Francia en el mundo. Con esta visión del Perú de 1920-1924, Haya de la Torre partirá exiliado y llegará a Inglaterra, en cuya Universidad de Oxford pasará un largo periodo y luego en la London School of Economics. Pero, ¿Qué ocurría en el mundo en este tiempo?, ¿qué había pasado en el mundo entre 1870 y 1914? Se había producido ya la gran fase del imperialismo económico y político en el mundo. Y Haya de la Torre viajó a Londres y a Oxford al centro del más poderoso imperio que en es momento existía y encontró lo siguiente, como John Hobson, el gran teórico del imperialismo lo había escrito en 1902: A partir de 1870 y hasta 1914, dos países del mundo, Inglaterra y Francia, habían lanzado el capítulo del imperialismo económico y político sobre el mundo, y dominaron, conquistaron y se anexaron 40 millones de kilómetros cuadrados; es decir, más de 30 veces la extensión del Perú de hoy.
En 1870, Inglaterra para lograr el pago de unas deudas de Egipto ocupa Egipto, como había ocupado la India un siglo antes. Y allí comienza, después de la ocupación de Egipto, la ocupación de grandes zonas del sur del África, la actual Sudáfrica, Namibia, Zimbabwe, partes del Asia. Y este movimiento de expansión es acompañado por Francia, que de inmediato ocupa todo el norte del África y otras regiones del Asia. Y así los dos países se anexan de manera imperialista casi 30 millones de kilómetros cuadrados. Este es el proceso mundial fundamental y lo que estudió Haya de la Torre en Oxford y en Londres. Inglaterra esa el centro, con Francia, de un poderorísimo avance imperial que va a culminar en la guerra de disputa imperialista de 1914 entre los grandes imperios británico, francés y austro-húngaro. Ésta era la realidad de comienzo del siglo XX y, por eso, se hablaba del Imperialismo y John Hobson que en 1902, presentó su libro El Imperialismo: Un Estudio; comienza en el primer capítulo relatando exactamente eso: cómo y de qué manera, Inglaterra y Francia han dominado 30 millones de kilómetros cuadrados. Haya de la Torre estudia en ese momento, allí y vuelve sus ojos a América y dice: "Si Inglaterra y Francia han hecho esto con Asia y con el África, lo natural y lógico es que eso ocurra en América Latina con los Estados Unidos". Por eso es que enarbola como primer tema el Antiimperialismo Latinoamericano. Y de esos años, 1925 y 1926, son las páginas —yo diría— más violentas y líricas que Haya de la Torre escribiera alguna vez respecto de los Estados Unidos, "Hormiguero rubio —dijo—, cínico cristianismo, nación destinada a rodear con sus cañones toda la América Latina y adueñarse de ella". Porque desde Londres y en ese momento, él ve como lógico que así como Francia ha invadido militar y físicamente 40 millones de kilómetros cuadrados; Estados Unidos, que es más grande y poderoso, va a adueñarse también de América Latina y él ve algunos indicios y dice: "Los Estados Unidos han forzado la independencia de Panamá arrebatando una provincia a Colombia. Eso es Imperialismo.
Los Estados Unidos han librado una guerra con España y le han arrebatado Cuba, Puerto Rico y Filipinas y eso es Imperialismo. El paso siguiente es que Estados Unidos domine los 21 millones de kilómetros cuadrados de América Latina". Por eso, es que su primera tesis es el Antiimperialismo militante, beligerante es el primer momento de Haya de la Torre, año de 1925 a 1926 y capítulo primero de El Antiimperialismo y el APRA. Es con esas ideas que llega Víctor Raúl al Perú en julio de 1931. Llega como candidato a la presidencia y se produce en su perspectiva científica una gran y terrible confrontación con la realidad. Cuando él llega a la mina de Quiruvilca, que explotaba la “Nordern”, —en términos actuales sería una pequeña compañía norteamericana – los obreros reunidos le dicen: "Usted ha escrito que está contra el Imperialismo, que hay que echar al capital explotador y abusivo; quiere decir que nosotros vamos a dejar de ser obreros asalariados y vamos a volver a ser siervos de la hacienda. ¿Eso es lo que usted quiere?" Y Haya de la Torre, audaz, luminoso, dialéctico, científico, respondió: "No, no". ¿Por qué? Porque el Imperialismo o el capital externo es ambivalente. Y ahí crea un segundo y nuevo concepto. Ya no es el que denuncia en 1925-1926, al Imperialismo que inevitablemente se va a adueñar militarmente de toda América Latina como lo escribió en el capítulo primero de El Antiimperialismo y el APRA, donde dijo en algún momento: "Estos 10 puntos sintetizan la relación de América Latina con Estados Unidos. América Latina será inevitablemente una colonia de Estados Unidos, dominada política, militarmente, materialmente", pues lo escribió en Londres, donde vio como lo habían hecho Francia e Inglaterra con 30 millones de kilómetros cuadrados. Pero cuando viene en 1930, él comprueba que no se ha realizado ese vaticinio y, ante la pregunta de los obreros de la mina, que tienen cobertizos en los que viven, que tienen un salario, que tienen un seguro, él matiza su planteamiento y dice — y allí está su grandeza— "El Imperialismo no es necesariamente una fuerza que se va a adueñar físicamente de América Latina, sino que el Imperialismo es una inversión económica que tiene de malo cuando abusa y cobra una renta básica exagerada o que tiene que bueno cuando genera riqueza en el país" . Ustedes pueden ver pues, su adecuación a la realidad. Si ustedes comparan los textos de Víctor Raúl del año 25; 26 y 27; con su discurso ante el primer Congreso Nacional en 1931 y su discurso programa en la Plaza de Acho en 1931, también, ustedes verán como hay una recreación de su concepto Antiimperialista. El Imperialismo no es inevitablemente invasivo, el Imperialismo no es la penetración de los cañones y de los soldados. Ahora, el Imperialismo es —desde su punto de vista—, la inversión que abusa, pero esa inversión es necesaria. Con esa inversión hay que saber tratar, con esa inversión hay que saber negociar con ese Imperialismo, imprescindible y necesario, porque es el capital, es la máquina, es la tecnología, y es la modernidad. Claro, quién no quiere tener teléfonos digitales, quién no necesita autorutas de la información, pero eso hay que pagarlo cuando uno es un país pobre y, posiblemente pagarlo un poco más caro que lo que pagan los países desarrollados. Todo eso depende de la capacidad de negociación y defensa del Estado, que defiende al consumidor, que defiende el impuesto que debe pagar el inversor extranjero. ¿Y quién define esos criterios? Es el Estado. ¿Cómo se llama ese Estado? Se llama el Estado Antiimperialista. Pero un Estado que comprende que la inversión extranjera es ambivalente, que es negativa cuando abusa, pero que es imprescindible y necesaria porque sin ella no hay desarrollo. Ahí está la fatídica, la dramática ambivalencia también, del hombre práctico, realista, que no se limita a rechazar sino
que necesita saber tratar para lograr la inversión, para lograr el desarrollo, evitando el abuso.
Éste es el primer paso de adecuación a la realidad que hace Haya de la Torre y lo hace explícitamente, porque Víctor Raúl no era de guardar sus palabras e ideas. Cuando en el proceso a Haya de la Torre se le pregunta por algunas frases radicales en sus cartas a los marxistas y socialistas del Cusco en 1926, él dice con absoluta sinceridad, —porque si algo hay que reconocer en Víctor Raúl es su absoluta sinceridad, cuando hay que cambiar hay que cambiar—, él dice: "Entonces, yo vivía en Europa y no conocía la realidad que aquí se vivía. Entonces, necesitaba usar un lenguaje, a veces, truculento —el término es de él—, para que me atiendan esos marxistas del Cusco con el propósito de refutar poco a poco sus ideas europeistas que ignoraban la realidad del Perú y del Cusco".
Lo que quiero demostrar aquí es, cómo la primera etapa de denuncia lírica, dramática del Imperialismo se convierte en una perspectiva pragmática de trato con la inversión extranjera a partir de 1931. Por eso, y, estoy hablando por los aplausos que he recibido para un público básicamente compañero, si ustedes estudian a profundidad el texto El Antiimperialismo y el APRA, comprobarán que en él hay tres redacciones; la redacción original del capítulo primero, diciembre de 1926; la redacción entre 1926 y 1928, cuando Haya de la Torre matiza sus conceptos sobre el Imperialismo y la redacción final cuando el libro va a ser publicado recién en 1935, con unas notas que los editores de Chile: Luis Alberto Sánchez y Carlos Manuel Cox, incorporan a su buen saber y entender en el texto de la segunda edición, de 1936. Ahí se ve claramente como Víctor Raúl tenía una perspectiva en 1926, ante el ejemplo de Francia y Alemania que invaden 40 millones de kilómetros cuadrados y se adueñan de los países, y Haya de la Torre anuncia: "Esto va a ocurrir con los Estados Unidos en América Latina. Hay indicios en Panamá, en la amenaza a Nicaragua", pero cuando llega aquí comprende y lo explica en otra redacción en otros párrafos de El Antiimperialismo y el APRA, que hay que saber tratar con el capital extranjero. No se trata de rechazarlo y rechazar con él al Imperialismo.
La inversión extranjera no conduce inevitablemente a los cañones del imperio dentro de los países y a la invasión armada del imperio dentro de los países.
Entonces, en una tercera redacción, en 1933 ó 1934, él añade unas notas para la edición de 1935, donde por primera vez integra los párrafos de un célebre libro: El Capitalismo de Estado y el Impuesto en Especie de Lenin, que también citará mas adelante en el último prólogo escrito en 1976, a la sexta edición de El Antiimperialismo y el APRA, y en el que Lenin dice: "Dejen que los capitalistas vengan y nos exploten. Ganarán muchísimo, se llevarán mucho del país, pero nos enseñaran con su tecnología a desarrollar el país y nos enseñaran su disciplina capitalista".
Esta cita de Lenin no corresponde a 1926, ni corresponde a 1928; fue tomada y citada entre 1928 y 1935, lo que demuestra como el propio libro El Antiimperialismo y el APRA, va incorporando reflexiones y recreaciones conceptuales distintas, que son fácilmente perceptibles en el tamaño de los prólogos, en el uso de ciertos adjetivos y en el uso de los signos de puntuación que no aparecen en 1926. Es imprescindible hacer este análisis de contenido para entender realmente a Haya de la Torre, porque sino, no se le comprende. Es imprescindible comprender que la vida de Haya de la Torre es un enorme esfuerzo de interpretación, de búsqueda, que a veces no es aceptado hasta por sus propios compañeros.
Ese es el heroísmo de Haya de la Torre, porque cuando él, en 1925; 1926, 1927; denuncia al hormiguero rubio que va a venir con sus cañones a dominarnos, hay muchos que aplauden y dicen. "Aquí tenemos un líder antiimperialista". Pero cuando él vuelve, dice: "Un momento, son ambivalentes las relaciones con la inversión extranjera.
La necesitamos y debemos tratar con ella y debemos dejar que a veces abusen, como lo dice Lenin"; entonces, los que creyeron que la realidad era la primera afirmación dicen: "Haya de la Torre se ha derechizado". Y allí está el gran problema de la vida intelectual de Víctor Raúl. Eso es lo voy a demostrar ahora con cinco etapas de su pensamiento hasta su muerte, en los cuales —a veces— sus más querido discípulos y los que más los querían no llegaban a comprender que lo que estaba haciendo era encontrar la realidad que el discípulo dejaba pasar repitiendo frases de otro momento. Recordemos, el primer capítulo es la denuncia contra el Imperialismo, hasta 1928. El segundo capítulo es la perspectiva prudente, realista de quien está llamado a ser Presidente del Perú en 1931 y sabe que necesita del capital extranjero y tiene que tratar con él. Por eso, a partir de 1930, crea y lanza la tesis de la ambivalencia del Imperialismo. Ésta es una creación nueva, luminosa, que se puede aplicar ahora frente a la globalización. Cuando a mí me preguntan si la globalización que no tiene fronteras, que la globalización financiera de dinero electrónico que atraviesa las fronteras o de productos no tiene control, ¿Es buena o mala?, yo digo como Haya de la Torre: "Las 2 cosas".
Es buena si sabemos adecuarnos a ella. Es buena si sabemos coordinarnos con América Latina para entrar en la globalización de manera bien negociada. Es mala si damos el salto al vacío del oportunismo asiático que aquí se intentó creyendo que el país sólo podía vincularse a la economía mundial. La globalización es buena porque trae tecnología, trae autorrutas de la información, trae la inmensa posibilidad de los que aquí producen vendan al exterior.
La globalización es mala porque en un primer momento sacrifica a las pequeñas industrias con la inmensa capacidad creativa de la industria mundial que nos invade. Como Haya de la Torre dijo en ese entonces: "El imperialismo es ambivalente", hoy día hay que decir la globalización es ambivalente. Pero esa fue una primera tesis recreadora y en ese año de 1930; 1931 el mundo vivía el sacudón de una dramática crisis universal. Pero 1929, se había producido el crack de la Bolsa de Nueva York. En 1929, la inmensa capacidad creativa del capitalismo que crecía desordenadamente había llegado a saturar los mercados, y en ese año pareció que la predicción de Carlos Marx se cumplía, el desorden del desarrollo capitalista creaba un caos final ante el cual debía surgir el comunismo como había dicho Carlos Marx.
Y fue así, en efecto, que en 1929 el desorden pletórico —frase de Engels del siglo anterior—, es decir, el crecimiento desordenado pero inmenso de las fuerzas del capitalismo mundial en Estados Unidos generaron una crisis de crecimiento, se produjo tanto que nadie podía comprar lo producido. Por consiguiente las acciones bajaron, las industrias quebraron, los bancos quebraron y Estados Unidos retrocedió 30% de su capacidad industrial entre 1929 y 1933.
Y esto tuvo como efecto en América Latina que vendía algodón, azúcar, cobre, plata, carne, trigo, todos los países a Estados Unidos y que se quedaran sin el comprador fundamental y todos los países retrocedieron igualmente. 30% de caída en el producto bruto entre 1928 y 1932, fue la inmensa crisis y en medio de esas crisis el partido de Haya de la Torre encontró el oxígeno para crecer socialmente; porque hasta entonces había sido solamente un pequeño grupo de intelectuales, de jóvenes reformistas universitarios de los años 1924; 1927 y 1928. Pero de pronto, ante el estallido de la crisis el APRA cobró fuerza social, porque la opinión pública se dijo, si la crisis es producto de la crisis mundial es el imperialismo el responsable de la crisis y este hombre, este partido, esta ideología son antiimperialistas. Por consiguiente el APRA encontró un caudal popular de clases medias esencialmente para fortalecerse como partido político y dejó de ser una propuesta intelectual para pasar a ser un gran partido de masas ideologizadas.
En 1930; 1931; 1932; 1933 el mundo continuó en crisis, hasta que de pronto un inmenso personaje de la historia universal Franklin Delano Roosevelt, fue elegido Presidente de los Estados Unidos. Creo que como estadista, no ha habido algo más grande en el ejercicio del poder en el mundo que Franklin Delano Roosevelt, el cual, en 1933, comprendió que para salir de la crisis, el capitalismo tenía que cambiar. Eso fue lo que dijo, para salir de la crisis el capitalismo de libre mercado deber abandonar el libre mercado y crear un Estado promotor, crear un Estado que salvara a los Estados Unidos y al mundo de la crisis. Eso hizo Franklin Delano Roosevelt con la ideas del famoso John Maynard Keynes, el más grande economista del Siglo XX en el mundo. Cuando llegó a la Presidencia, Roosevelt puso en marcha las ideas keinesianas y transformó el capitalismo radicalmente, porque Roosevelt abandonó el libre mercado del Presidente Hoover y los republicanos y Roosevelt puso en marcha, el crédito agrario y creó un banco agrario, puso en marcha el seguro social universal, creó el salario mínimo para los norteamericanos, estableció por ley el derecho a la negociación colectiva de los sindicatos y trabajadores. Roosevelt lanzó la capacidad del Estado de construir para dar trabajo y, finalmente, Roosevelt creó lo que en nuestro tiempo intentamos, el Programa de Apoyo al Ingreso Temporal, el PAIT, la idea fue de él, ese Programa A Trabajar como ahora se llama, o mejor dicho A Trabajar con PAIT, como prefiero decirle. Ese programa fue creado por Franklin Delano Roosevelt. Esta creación extraordinaria de Roosevelt transformó el capitalismo pero ante eso, Haya de la Torre que había salido de la prisión, de la penitenciaría, en 1933, que estaba en Incahuasi a partir de 1934, su refugio de clandestino, iba pensando, iba pensando, otros se fueron, otro estaban en la cárcel; pero el que tenía que pensar por todos era él. Ésa es la grandeza de este hombre, que oculto en un sótano clandestino sigue pensando en el inmenso laberinto —como diría el soneto de Borges sobre Baruch Spinoza que amo repetir—, él iba pensando cómo está cambiando el mundo y cómo debe cambiar la ideología de mi partido para adecuarse a esta nueva realidad, porque Roosevelt revolucionó el capitalismo, pero además redujo el imperialismo americano. ¿Por qué?, la explicación es simple y aparecerá en un libro que voy a publicar dentro de poco en homenaje a Haya de la Torre.
¿Qué cosa era el imperialismo de estilo francés, inglés de 1870 a 1914? En una economía cerrada, por ejemplo, la economía francesa, las leyes del capitalismo hacen que el capitalismo produzca muchos bienes pero pague pocos salarios, y como produce muchos bienes pero paga pocos salarios va angostando, va limitando sus posibilidades de expansión. La lógica del capitalismo es esa, se produce mucho pero se paga bajos salarios, porque la lógica del capitalismo es quedarse con la plusvalía, pues sino dejaría de ser capitalismo y como paga bajos salarios nadie puede comprar dentro de lo que usted produce o usted no puede invertir dentro del país porque no hay capacidad de consumo.
¿Qué es lo que tiene que hacer? Salirse del país a invertir haciendo préstamos al Gobierno de Egipto, a la India, a Sudáfrica y después tomar los países, ese es el imperialismo que Hobson y Lenin estudiaron; pero nacen de una economía cerrada donde se produce mucho y se paga poco salario, pero ¿qué hizo Roosevelt en 1934?, con su “new deal”, con su nueva política económica redistribuyó el ingreso dentro de los Estados Unidos.
Es decir, en vez de pagar poco salarios creó el salario mínimo, creó la negociación colectiva, lanzó programas de empleos del Estado para la gente y de esta manera redistribuyó el ingreso dentro de los Estados Unidos y al hacerlo evitó esta lógica diabólica de producir mucho y pagar poco salario que obligaba a conquistar otros países.
Esa es la revolución de Roosevelt no solo dentro de Estados Unidos, sino para el mundo y ¿en América Latina quién vio eso?, ¿quién lo comprendió rápidamente? Solo uno: Haya de la Torre, él que había sido antiimperialista, él que había comprendido la ambivalencia del imperialismo él se dio cuenta que algo grande estaba ocurriendo y lo escribió, dijo: "Lo más importante que ha ocurrido desde que comencé a hacer política en 1918 es la transformación del capitalismo después de 1933". Roosevelt que revolucionó así los Estados Unidos y el capitalismo y lo relanzó por 30 años, Roosevelt dijo algo también: "La era del imperialismo ha terminado", en esos términos envió a su Vicepresidente George Wallace a América Latina y entre otros países al Perú y Wallace en un luminoso discurso en el Teatro Municipal, explicó la revolución del new dill keinesiano, del nuevo trato económico y también anunció el fin del imperialismo para el mundo.
Estoy seguro que entre los oyentes y en la oscuridad de esa conferencia estuvo Haya de la Torre, porque él publicó esa conferencia en una biblioteca popular de la cual quedan todavía ejemplares y él escribió para los periódicos de América Latina un artículo que llamó La Extraordinaria Oratoria de Mister Wallace, porque comprendió el mensaje y la revolución de Keynes a través de Roosevelt. Y ¿qué dijo Haya de la Torre entonces?, el hombre que había denunciado el imperialismo como hormiguero rubio, como cínico cristianismo anglicano, como diplomacia del dólar, necesariamente destinada a dominar estos países racialmente, así lo había dicho en 1927, ¿qué dijo Haya de la Torre que había descubierto en su diálogo con los obreros de Quiruvilca?, que el imperialismo como inversión es ambivalente, necesario y peligroso.
Él se dio cuenta que el mundo estaba cambiando con Roosevelt y en 1940 formula una respuesta a Roosevelt que se llamó el Plan de Afirmación de la Democracia en las Américas; porque en ese momento Roosevelt era el paladín de la democracia mundial para enfrentar al imperio nazi del racismo y el odio y, en ese momento, Haya de la Torre en medio de la guerra lanzó por todos los periódicos de América para que publicaran esta propuesta, el Plan de Afirmación de la Democracia en las Américas que consiste en lo siguiente: "Señor Roosevelt, estamos con usted en su lucha contra Hitler, ayúdenos usted en nuestra lucha contra las dictaduras. Señor Roosevelt si usted nos ayuda a luchar contra las dictaduras, después de la guerra podremos establecer una alianza comercial y aduanera con los Estados Unidos para crear un solo espacio económico en el hemisferio". ¿Cómo se llama eso?, se llama ALCA solo que fue pensado en 1940, eso es inteligencia, eso es intuición, eso es capacidad de ver la realidad como cambio y formularle alternativas y propuestas y en 1940 formula este Plan de Afirmación de la Democracia de las Américas y concluyó en lo siguiente: "Cuando acabe la guerra y establezcamos —si lo hacemos— un espacio común sin fronteras económicas, sin fronteras comerciales de América Latina con los Estados Unidos, vamos a crear —escuchen— un Banco Interamericano de Desarrollo, con ese nombre, 20 años antes que se creara, ¿para qué?, el capital norteamericano a través de ese Banco Interamericano de Desarrollo y a través de la planificación de los gobiernos sea invertido de manera fructífera y cooperante". Se adelantó al Banco Interamericano de Desarrollo, se adelantó a la Alianza de Libre Comercio de América que ahora se anuncia para el 2006, si en efecto ocurre en esa fecha; pero él lo pensó encerrado en un sótano en 1940, ¿por qué?, (5) porque a pesar de estar encerrado no guardaba los rencores que a veces originan que las personas digan cosas destempladas o se empecinen en conceptos anquilosados en mirar el futuro y la propuesta luminosa del plan lo llevó a proponer el interamericanismo democrático sin imperio. Él se dio cuenta que Roosevelt era un revolucionario en la economía gracias a Keynes, que Roosevelt había cambiado el libre mercado norteamericano, que Roosevelt estaba facilitando la desaparición del imperialismo. Él se dio cuenta y se dio cuenta gracias a esa perspectiva científica de buscar el cambio de la realidad y no contentarse con lo que escribía hace 20 años. Pero ¿qué dijeron sus seguidores, sus lectores?, ah, Haya de la Torre otra vez ha traicionado sus ideas originales. No hay peor enemigo de un pensador que el libro auroral, no hay peor adversario de un pensador dialéctico que cambia de acuerdo a la realidad que el que queriendo mucho al pensador repite solamente el prólogo del primer texto; porque entonces se produjo naturalmente una decisión dentro de los que se creían apristas y hayistas que dijeron: "Entre la denuncia del hormiguero rubio de 1925 y este interamericanismo democrático con Roosevelt hay una traición, hay un viraje de 180°" y se fueron algunos del partido.
Y creo que Haya de la Torre tenía razón, ¿quién tenía razón?, los que se quedaron en 1925 o los que siguieron tras Haya de la Torre comprendiendo o diciendo comprender lo que él estaba pensando, él tuvo razón, tanta razón que recién se habla ahora del ALCA, tanta razón que recién se habla ahora del ALCA, tanta razón que 20 años después se creó el Banco Interamericano, tanta razón que se comprende bien claramente ahora que ese viejo imperialismo franco, británico, de otro tipo, no llegó a producirse en América Latina. Pero eso les muestra a ustedes cómo a partir del 30 hay un segundo período creativo de ideología de Haya de la Torre, ambivalencia del Imperialismo: Interamericanismo Democrático sin Imperio. Pero no queda allí su trabajo, él va a continuar hurgando, buscando.
Y en los años 50; 60 va a lanzar nuevas propuestas de acuerdo a la nueva realidad, él, por ejemplo, es de los primeros que comprende hacia 1950 al salir en el año 1954 de la Embajada de Colombia después de 5 años 3 meses y 4 días de encierro, él que viaja a Europa inmediatamente se da cuenta, "Ya no hay un solo imperialismo, ahora hay 2 imperialismos: la Unión Soviética y su capitalismo de Estado y su clase dominante jerárquica a advenido, se ha convertido en un nuevo imperialismo que domina pueblos y que se divide con el capitalismo norteamericano el dominio del mundo". Esa es una propuesta creativa que en esos años le vale también el reproche de sus adversarios y de algunos cercanos que dicen: "Cómo puede usted denunciar a Rusia sacrosanta, al padrecito Stalin de imperialista", porque hay en esos casos mucho de complejo rendido ante un gran país como es la Unión Soviética; pero el único que se da cuenta que detrás de ese país hay una inmensa farsa de abolición de libertades, de tecnología rudimentaria, de incapacidad de poner en marcha las riquezas que tiene Rusia todavía inexplotadas, es Haya de la Torre y comprende que es ese seudo capitalismo de Estado implantado allí lo que ha originado que Rusia esté a la zaga del capitalismo occidental,
pero que Rusia ejerce y lo dice en 1954, desde el Helsinski, en Finlandia, que Rusia es el nuevo imperialismo en el mundo y que ya el mundo no puede entenderse como se decía antes como la agresión de un solo imperialismo sino como el conflicto de dos imperialismos. Él integra la realidad a su planteamiento. Por eso, cuando en 1959 se produce la romántica revolución juvenil de Cuba, cuando un grupo de estudiantes barbados se enfrenta a la dictadura de la cantina y el casino, que a veces me hace recordar al fujimorismo, que es Cuba entonces. Todo el mundo saluda este evento y los apristas los primeros van a Cuba, vienen de Cuba los principales directores: Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y son saludados en la Casa del Pueblo del APRA, el APRA es el Partido de la Revolución Cubana, el APRA es el partido de esta insurgencia juvenil, el único que detrás de ese entusiasmo del aula magna de la Casa del Pueblo de Alfonso Ugarte está pensando por todos es Haya de la Torre, que se da cuenta que como en el mundo hay una clara división de imperialismos que se combaten, aquel que se escapa solo de uno pasa a ser peón del otro. Y mientras en la Casa del Pueblo algunos reciben entusiasmados a Raúl y a Camilo Cienfuegos en hombros, Haya de la Torre en un artículo dramático publicado en la revista O'cruzeiro de Brasil, bajo el título Sobre la Cuestión de Cuba, dice: "Cuidado, Cuba está pasando de ser peón del imperialismo norteamericano a ser peón del imperialismo soviético. Ningún país aislado puede escaparse al predominio de un imperialismo sin el riesgo de caer en condición colonial del otro. Solo la integración continental es un procedimiento antiimperialista a cabalidad; pero un pequeño país por más que habla de socialismo no va a poder abandonar sus condiciones de atraso con adjetivos y discursos". Él lo dijo y qué dijeron los compañeros y, naturalmente, también los adversarios de la izquierda: "Haya de la Torre nuevamente traiciona sus ideas. Haya de la Torre tacha la revolución cubana para servir al imperialismo norteamericano". Así mal se le entendió a Víctor Raúl, por eso digo que hay un doble heroísmo en el viejo, crear; es decir, lanzar propuestas y al mismo tiempo sentirse incomprendido de los más cercanos; porque los más cercanos no lo entendieron. Y ¿por qué no?, porque pensaba mejor que nosotros. Eso es muy simple. (Aplausos.)
Muchas veces, aquí parece que está ese señor al que se refiere el Presidente Carlos Ferrero que apaga los micros y silencia a las personas. El designio del gran pensador, del gran adelantado es la incomprensión. Muchas veces hablan de la soledad del poder, digo: "Bueno eso es relativo, porque el poderoso a veces está muy mal rodeado", pero
rodeado; en cambio, el pensador, el Colón que descubre e insiste, Galileo o Copérnico que declaran que es la tierra la que gira alrededor del sol y no al contrario, están condenados a la soledad hasta que con el paso del tiempo las masas alcanzan a comprender que era verdad y eso le pasó a Haya de la Torre, cuando dijo en 1930, "El imperialismo es ambivalente", todos los ilusionados con la lírica, con la frase más estrepitosa, con la pimienta de los discursos dijeron: "Traicionó".
Cuando dijo: "El señor Roosevelt ha revolucionado el capitalismo y hay que plantearle un programa de interamericanismo democrático sin imperio de ALCA y del Banco Interamericano", dijeron: "Traicionó otra vez". Cuando dijo: "Ha surgido el segundo imperialismo en el mundo, que se derrumbaría estrepitosamente en 1989", estrepitosamente como él lo había anunciado, pero cuando lo dijo en 1955 los jóvenes de entonces barbados o no, dijeron: "Ha traicionado" y cuando se atrevió a decir que la revolución cubana a pesar de sus buenas intenciones por la lógica del sistema mundial iba a pasar a ser otra cosa, también dijeron: "Ha traicionado" y se crearon movimientos social-progresistas, tantos otros movimientos para rectificar a este traidor de su pensamiento original de 1926 y lo único que era Haya de la Torre un pensador dialéctico que sabía interpretar la realidad. Y en un segundo artículo que se llama Algo más sobre Cuba, en el mes siguiente anunció algunas cosas que son proféticas, él dijo: "Cuba, aislado está destinada a ser solamente un portaaviones de la Unión Soviética". Todavía no habían llegados los cohetes de 1962 y el conflicto con Kennedy, ¿quién lo pensó antes?
Y dijo algo dramático: "Cuba al salir de la órbita norteamericana bajo la que está y pasar a la órbita soviética va a heredar de la Unión Soviética el modelo vertical y autoritario que tiene la Unión Soviética". Huelga decir que él tenía razón, verdad, pero dijo algo más, "Con ese modelo vinculado a la economía del otro lado del mundo Cuba nunca saldrá de su condición de país monocultivador de azúcar". Estamos en el año 2003, 40 años después, ¿quién tuvo razón?, él se adelantó al tiempo. Acaso tuvieron razón los que dijeron traicionó, viró, hizo una tourné de 180° grados y traicionó? No.
Esos son los que solo leen el primer párrafo, los que viven ciegos ante la historia, los que gustan de repetir la pimienta y la lírica del discurso más encendido pero no entienden la realidad, no son científicos. Haya era un científico, por eso he dicho: "La vigencia de su pensamiento político antes que nada es la vigencia de su perspectiva ante el cambio".
La realidad cambia, el hombre y sus propuestas están obligados a cambiar y de esos años, por eso, él incorporó nuevos conceptos entre 1950 y 1960 sobre el doble imperialismo, sobre la cuestión de Cuba esclarecedoramente, sobre la insurgencia en el norte de Europa; esa Europa nórdica como la llamó de una democracia de pan con libertad que la admiró, porque a los 60 años encontró que había países en los cuales se demostraba que es posible crecer económicamente con distribución eficaz, con justicia y con pan. Y años después, en 1990 apareció un señor oriental de nombre Fukuyama, Francis Fukuyama, que escribió un libro bastante tedioso y simple, pero al cual el neoliberalismo le dio el nivel de estandarte del pensamiento moderno. Francis Fukuyama, que anunció: "El fin la historia con la caída de la Unión Soviética triunfa el capitalismo, ya no hay ninguna oposición al capitalismo de libre mercado, hemos llegado al fin de la historia". Eso dijo Fukuyama, ahora Fukuyama está enterrado, no sé en qué cementerio de libros; pero le respondió en esos años un autor francés, obviamente, que se llamó Michel Albert, y Michel Albert respondió a Fukuyama con un libro que se llamó: Capitalismo contra Capitalismo, 1990. Y en ese libro Michel Albert decía: "Es verdad que se ha derrumbado la Unión Soviética, es verdad que el capitalismo impera en el mundo. Pero ¿qué capitalismo? Hay el capitalismo norteamericano e inglés, el capitalismo sajón de libre mercado y hay el capitalismo renano-nórdico donde el Estado garantiza la justicia social". Cuando leí ese libro en 1990, decía: ¿Dónde he leído esto?, lo había leído en el Mensaje de la Europa Nórdica de 1957, él pensaba mejor, más rápidamente, más científicamente; por eso yo lo admiro y lo seguiré admirando hasta mi muerte, (6) y si podemos lo seguiremos continuando, que es la mejor forma de afirmar su pensamiento y no traicionarlo. (Aplausos.)
Pero Víctor Raúl era un pensador, ciertamente era un maestro de jóvenes, ciertamente era un conductor político. A algunos nos parecía como un mesías o como un apóstol de Cristo, de la justicia. Pero su primera característica: ser un pensador, un lector infatigable, un analista insaciable; jamás se dedicó a repetir. Alguna vez él dijo: el antiimperialismo y el APRA es el libro de mi juventud. Y alguna vez él me dijo personalmente, cuando yo era joven, casi adolescente: prepárate para las largas edades de la vida. ¿Qué cosa es eso? Cuando uno es joven cree tener la vida por delante; pero no sabe que la juventud dura 10 años y luego viene la adultez, que puede durar 30, es la larga edad de la vida. Y si uno es longevo, viene la vejez o la senectud, que puede ser creativa y puede durar otros 20 años, como fue en su caso. Esas son las largas edades de la vida. Uno se prepara en el entusiasmo, el baile, la alegría y la precipitación para una edad pequeña, que es la juventud. Él trabajó y creó en la juventud, pero le dio sentido a sus largas edades de la vida, a su madurez, a su senectud creativa. Y entonces él continuó, después de estos capítulos de 1930, ambivalencia del imperialismo, interamericanismo democrático sin imperio, después de los capítulos... Quiero advertirles algo, para los que no saben, yo les pregunto, a veces, a los jóvenes que —dizque— son estudiosos: ¿cuántos puntos tiene la ideología del APRA. Dicen: cinco, cinco puntos tiene la estrella. Eso es lo fácil, ¿no? No, señor, son seis puntos. En el congreso clandestino de 1942, en la convención de Vitarte de 1944, en el congreso nacional legal de 1948, se incorporó como sexto punto del APRA, a pedido de Haya de la Torre y por aclamación de los apristas de entonces, el interamericanismo democrático sin imperio. De manera que cuando hablen del programa del APRA, recuerden que tiene seis puntos y que así lo consigna Haya de la Torre en su libro 30 años de Aprismo, con los datos claros de esos congresos.
Muy bien. Pero él continuó creando. Descubrió al nuevo imperialismo, descubrió y comprendió el avatar de Cuba, descubrió en la Europa nórdica el pan con libertad; pero avanzaba en la edad y avanzaba —para ilusión nuestra— hacia la presidencia de la República, cuando en 1968 un golpe de Estado detuvo su carrera. Y entonces vimos al Haya de la Torre maduro, de una enorme altivez al saber que se le había ido la última oportunidad de llegar a la presidencia; pero, con una prescindencia extraordinaria, se dedicó pacientemente a formar juventudes. Ese es el punto máximo de su madurez emocional y creativa. Y, sin embargo, en ese tiempo también siguió creando, secretando tesis, interpretaciones del mundo cambiante. ¿Por qué? Porque, así como en 1930 Roosevelt y Keynes lanzaron el desarrollo industrial del mundo por 30 años, en 1970 se produjo una inmensa crisis del capitalismo de nuevo. ¿Cuándo? Cuando los árabes aumentaron el precio del petróleo 20 veces y precipitaron la industria occidental a la crisis absoluta. Fueron años dramáticos para el mundo occidental, para Estados Unidos y para Europa. Y en ese momento gobernaba el Perú el gobierno — dícese— revolucionario de la Fuerza Armada. Cuando Haya de la Torre volvió al Perú, en febrero de 1969, él — usando el título de una inmensa obra francesa, el monumento literario más importante de Europa— dijo que los militares, 40 años después, estaban a la búsqueda del tiempo perdido. Y se preguntó: si ahora creen en la reforma agraria y en el antiimperialismo, ¿por qué perdieron 40 años persiguiéndonos? Con todo derecho, y esa voz era un reclamo dramático de un hombre al cual los militares de ese tiempo lo tachaban como traidor a su propio pensamiento. Pero él, en ese momento, comprendió claramente que la revolución que se ponía en marcha, un poco por el remordimiento de haber perseguido a un gran partido, estaba equivocada por retardada, por a destiempo. Porque en ese tiempo, como siempre los gobiernos rodeados de asesores solícitos, que a veces juran 'después de Dios y la Patria, usted, señor general', en ese tiempo el gobierno militar fue rodeado inmediatamente de los que comprendieron que había que cerrarle el paso a cualquier acercamiento con el padre de la filosofía, fue rodeado por los asesores comunistas. Benditos sean ellos, después de la desaparición del comunismo, bendita su alma, sus esperanzas, sus expectativas de otros años.
Yo, el otro día, conversaba —hago un paréntesis— con una personalidad importante que en los años 70, 80 era furioso adversario del APRA, porque el APRA había traicionado su pensamiento original, porque el APRA se había entregado al imperialismo y aceptaba el desarrollo capitalista en el Perú. Y de pronto me lo encontré al otro lado, me lo encontré en el lado de la ortodoxia fondomonetarista, y yo le dije: y usted qué pensaba en 1970, si ahora piensa así. Y me dijo: bueno, nosotros hemos comprendido que estábamos equivocados cuando pedíamos la abolición del capitalismo desde el Perú, cuando pedíamos la colectivización general de las tierras y los bienes y la revolución armada.
Y yo en ese momento bendije y agradecí a Dios de haberme puesto en el camino de Haya de la Torre, porque, si no, hubiera cometido el mismo error y hubiera perdido muchos años y decenios de mi vida repitiendo cosas absurdas, para tener que abjurar de ellas al final. Como Haya de la Torre fue un pensador dialéctico que recreaba su doctrina, podemos decir que no hemos remado contra la historia y contra el sentido de las cosas.
Ellos se rectifican y deben abjurar de rodillas de las cosas que dijeron antes; los seguidores de Haya de la Torre, no. Porque él fue adecuando su doctrina a la realidad. Y por eso en 1970, cuando entonces dirigía el destino del país este grupo 'iluminado' de generales populares y revolucionarios, rodeados de una cohorte de personas solícitas y dispuestas a acceder a cualquier cosa, algunos tomados del propio Partido Aprista. Yo respeto todas las tumbas y no menciono nombres. Entonces, rodeados de algunos extremistas, cuando en 1970-73 se produjo el shock petrolero, los árabes —para
castigar a occidente de la ayuda que occidente daba a Israel— aumentaron en 20 veces el precio del petróleo y pusieron de rodillas al mundo occidental, que producía con máquinas alimentadas de petróleo, y vio sus precios aumentar brutalmente y se produjo la crisis mundial. Y entonces esos asesores que rodeaban a los generales, dijeron: ahí está la crisis final, ahí está, igual que en 1929, pero ahora sí, la crisis terminal. Y yo recuerdo que Haya de la Torre llegó a una enorme concentración en la Plaza San Martín, el 5 de enero de 1978, y dedicó todo su discurso a explicar que la crisis del capitalismo era, como en 1929 lo dijo, una crisis de crecimiento y no una crisis terminal y fatídica, y que se equivocaban los asesores que decían: esta es una crisis final del capitalismo que nos obliga a tomar la otra dirección, compremos armas soviéticas, compremos ideas soviéticas, compremos modelos de estados soviéticos y terminemos en ese camino, abandonando lo que está en crisis. Eso es lo que se decía. Y Víctor Raúl dijo: están equivocados, asesores que son gorilas de cuello y corbata —dijo entonces— están equivocados; el capitalismo tiene una crisis de crecimiento pero está profundizándose, ¿por qué? —y ahí viene su última intuición genial—, porque está entrando en una etapa cibernética y de computación que le va a abrir caminos totalmente distintos. Yo recuerdo que en esos años asistíamos a su escuela de dirigentes para escuchar lecciones sobre la historia de los papas y la edad media europea, lecciones sobre la filosofía y la teología china y sobre las filosofías orientales, que entonces hubiéramos debido entender bien para no malentender a los gobernantes del futuro. Pero en una ocasión se presentó con un libro, para explicarlo. Y durante cinco sábados explicó, durante tres horas, el libro. Cada sábado. Y nosotros, algunos especialmente, hacían gestos y muecas, ¿qué es esto?, ¿por qué nos repite y nos obliga a escuchar esto? Y el libro se llamaba simplemente Cibernética, de Norbert Wiener.
Otra vez, él pensaba más rápido y más profundamente que todos sus seguidores y otra vez sus seguidores decían: no comprendo, mejor lo niego porque no lo entiendo. Fue su última audacia intelectual, su última premonición e intuición. El mundo iba hacia algo distinto, otro capitalismo. Y él dijo, entonces, a los asesores trasnochados y antiguos: ningún país subdesarrollado podrá salir de su retraso sin la ayuda económica y tecnológica de los países avanzados. Vale decir, necesitamos negociar con el capital, el mundo está globalizado, el mundo es uno solo, y dentro de eso le toca al Estado saber negociar en nombre de los pueblos. Todo eso se puso en una Constitución, en la que sus principales seguidores pusieron empeño e ideas. Y en ese entonces, dijo también: hoy, y en este nuevo capitalismo y en esta nueva circunstancia globalizada del mundo... Él no usaba la palabra 'globalización', le llamaba interdependencia, que es conceptualmente lo mismo. El decía: en el mundo interdependiente, la lucha por el desarrollo no es una lucha de clases ya, sino una lucha de pueblos; el desarrollo no se consigue mediante la confrontación sino mediante la concertación de los pueblos entre sí y con el mundo capitalista. Y de esta manera culminó su vida creativa. Y lo que he querido hacer en esta sumaria exposición, con perdón del disertante posterior, es simplemente mostrarles cómo esta perspectiva científica, positivista, nueva, kantiana, poperista, de acercarse a la realidad permanentemente, le permitió ir haciendo fases creativas distintas, recreativas de las ideas, sin traicionar los grandes objetivos: democracia con justicia social, soberanía nacional para negociar bien los términos de trato con el capital externo, integración continental para respaldar esa capacidad de negociación y partido de pueblo de frente único y no de una clase. Esta es la vigencia del pensamiento de Haya de la Torre, la vigencia de su audacia, la vigencia de su creatividad y la invitación a sus discípulos, viejos y jóvenes, de interpretar lo que él ya no ve, para hacer lo que él ya no puede hacer, que es relanzar su capacidad ideológica, sin menoscabo de los grandes principios que caracterizan al APRA: la justicia social por sobre todo, la abolición de los abusos y las desigualdades. Pero comprendiendo que este mundo de hoy, que es un mundo cibernético, que es un mundo de dinero electrónico, que es un mundo sin fronteras, que es un mundo en el cual la riqueza es básicamente el conocimiento, debe tener por objetivo el engrandecimiento de los pueblos y la justicia para ellos, trabajando diariamente sobre la realidad, para hacer lo que hizo Haya de la Torre: proponer su transformación de acuerdo a sus cambios.
Yo les agradezco la paciencia de hoy. (7) Todo esto no puedo decirlo ante una gran multitud porque no es un tema que pueda trazarse en una manifestación, pero ante la invitación de ustedes y del soberano Congreso de la República, al cual todos debemos respetar y especialmente quien tiene el primer cargo de funcionario en el país, he querido venir para compartir con ustedes las ideas respecto a la vigencia de Haya de la Torre, que permanecerá vigente en la medida en que nosotros lo hagamos más vigente siguiendo su camino y recreando su doctrina.
Muchas gracias.
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